Acompañamiento en comun-unidad: cuando las prácticas con sustancias psiquedélicas (psicodélicas) y la presentación de derechos no se deben enfrentar a solas.

Los derechos humanos y las sustancias psiquedélicas son herramientas fundamentales. Ambas pueden transformar nuestra realidad y expandir nuestros horizontes, sanando heridas y llevándonos hacia una vida más consciente y digna. Sí, pueden ser utilizadas individualmente. Pero hay momentos en los que hacerlo solx no es suficiente.

Cuando una persona atraviesa una experiencia intensa con una dosis demoledora de sustancia psiquedélica, o cuando enfrenta un proceso penal con riesgo real de criminalización, la diferencia entre estar solx o estar acompañadx por una comun-unidad puede ser inmensa.

Acompañar es crear condiciones reales para ser oídx. No basta con estar preparadx para expresar la razón, ni con haber vivido un momento de iluminación en el que se disuelve el ego. Hace falta poder expresarlo en el lugar y momento adecuados, frente a la autoridad o persona correcta, de la forma en que pueda ser realmente escuchadx. En la práctica, eso muchas veces no ocurre cuando alguien está solx frente al sistema legal, o no cuenta con acompañamiento ni comun-unidad que le permita integrar lo vivido y resolver la experiencia. El derecho a ser oído no debería depender de la suerte ni del contexto. Debe estar asistido para que los eventos puedan expresarse con la claridad que genere sanación, integración y justicia.

Las herramientas que conocemos como derechos no siempre funcionan cuando se usan en soledad, en parte por la injusticia que ejercen algunas autoridades que prefieren vulnerar los derechos de quienes no comparten su punto de vista. También porque a abogados defensores y operadores del sistema jurídico penal (fuerzas policiales, Gendarmería y jueces) no les conviene, que se presenten argumentos que desmantelan una de las mayores fuentes de ingresos institucionales.

El 79 % de las sustancias ilícitas incautadas en Chile fueron cannabis, según el Informe del Observatorio de Narcotráfico 2022 del Ministerio Público. ¿Qué porcentaje de las causas penales representa eso? ¿Qué pasaría con el mercado laboral jurídico penal si se despenalizara el cannabis? Es evidente que existe un conflicto de interés vinculado al ánimo de lucro, contrario a la justicia y a los derechos fundamentales. Esto hace que la defensa legal sea casi imposible de ejercer plenamente, sin que una comun-unidad esté presente, acompañando, visibilizando y resguardando el proceso.

Algo similar ocurre en los viajes con macrodosis, donde se exploran regiones profundas de la conciencia. Hay quienes se aventuran sin contención, sin integración, sin un set y setting adecuados. Aunque no es imposible hacerlo solx, los riesgos en soledad son innecesarios. Claro que esto suele ser menos dañino que ser condenado ilegalmente tras vulneraciones sistemáticas de derechos.

Acompañar, en esos contextos, es más que un gesto emocional. Es una acción concreta de cuidado. Es sostener el proceso para que no sea interrumpido por el miedo, el trauma o cualquier autoridad que no cumple con sus deberes de garantizar los derechos, lo ético o moral. Cuando eso ocurre, la persona cae en una condición infrahumana: sin posibilidad de expresarse, sin contención, sin comun-unidad.

Cuando hablo de comun-unidad, no me refiero a un grupo cerrado ni a una ideología. Hablo de un espacio real de protección. Una red donde las personas no son dirigidas, pero tampoco están solas. Donde los derechos se entienden, se ejercen, y se recibe apoyo para integrarlos. Donde las experiencias profundas no se marginan ni se romantizan, sino que se acompañan con ética, conocimiento y presencia. En esa comun-unidad, si alguien es citado a juicio, no llega solx. Si alguien decide tomar una macrodosis, no queda sin un acompañante.

La comun-unidad no reemplaza la autonomía: la fortalece.

Puedes conocer tus derechos, tener una intención clara, haber reflexionado profundamente. Pero si, en el momento clave —una audiencia, un mal viaje, una crisis— no hay nadie que te ayude a sostener lo que viviste o defender lo que sabes, la ausencia de comun-unidad puede convertirse en injusticia, en lugar del viaje renaciente que podía —o debía— haber sido.

La falta de acompañamiento permite que se vulneren derechos fundamentales. Que una persona no sea escuchada. Que su proceso no tenga testigos. Que su verdad quede flotando fuera de la sala, fuera de lo que debiera reconocerse como parte digna de la condición humana.

No se trata de dependencia. Se trata de apoyo. Usar sustancias psiquedélicas solx es posible. Defender los derechos de unx también lo es. Pero hoy, eso se impide activamente (pronto más sobre esto). Reconocer que acompañarse es mejor —especialmente en momentos críticos— no es debilidad, es madurez.

En una cultura marcada por el individualismo sin contención y la criminalización de la libertad cognitiva, acompañar no es solo un acto de cuidado: es un acto empático, político y necesario para que estos y otros procesos humanos se desarrollen con integridad.

Por eso, en Metasapiens se presentan estas herramientas fundamentales, trayéndolas a la luz, e invitando a exponer tu historia y asistir a otrxs desde la comun-unidad. Donde la conciencia florece, la razón se escucha, y estas herramientas tienen muchas más posibilidades de cumplir su propósito: liberar, sanar y proteger.

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